A la hora de dirigirnos a una persona, deberemos utilizar siempre un tratamiento adecuado.
En España, el más utilizado sin lugar a dudas, es el tratamiento de Señor-Don o Señora-Doña, dado a la mayoría de las personas. Si la persona ostenta un cargo político o público recibirá el tratamiento de Excelentísimo. En cuanto a los tratamientos reales, serán Majestades para los Reyes de España y Alteza Real para Príncipes e Infantas.
En España, el más utilizado sin lugar a dudas, es el tratamiento de Señor-Don o Señora-Doña, dado a la mayoría de las personas. Si la persona ostenta un cargo político o público recibirá el tratamiento de Excelentísimo. En cuanto a los tratamientos reales, serán Majestades para los Reyes de España y Alteza Real para Príncipes e Infantas.
También se aplica el protocolo en el vestuario, es importante ir de acuerdo al acontecimiento social; la mesa también sigue unas reglas, pues proyecta la imagen de refinamiento y educación de quien invita, por lo que una buena mesa debe contar con una perfecta organización, al igual que es importante la forma de comportarse y conducirse dependiendo la situación.Tras ésto podemos diferenciar dos tipos de protocolo: aquel que no se rige por una regla rígida si no por la educación y el buen hacer que contribuye a una mejor convivencia, y es el que nos viene por costumbre; y el oficial que contiene reglas más ceremoniales establecidos por decreto.
Hemos dicho ya que el protocolo viene definido por decreto o costumbre por lo que existen particularidades nacionales en torno al protocolo oficial. En Francia, los oradores toman la palabra en el orden inverso a su jerarquía, y la personalidad más importante habla en último lugar, mientras que en Alemania o en España ocurre todo lo contrario. También difieren los Protocolos Reales de los Protocolos Republicanos. En Bélgica, el protocolo permite que el Rey llegue último, que nadie abandone el lugar antes que él y que en la mesa que ocupen siempre se dejen dos lugares libres en frente de los soberanos. Por su parte, en Francia, nunca se mencionan en las recepciones los títulos nobiliarios.
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